Es como si hubiera una cuerda invisible una larga cuerda hecha de flores, de sueños anudada y enredada entre notas de un piano con destellos de un violín, con las arrugas de un chelo.
Parece que se va a romper en cualquier momento... Aparenta fragilidad pero en realidad es mucho más fuerte de lo que dijeron.
Subo y subo pero no llego nunca al final. Nunca acaba. Tú haces que quiera subir. Haces que quiera llegar más alto, haces que me arriesgue, haces que no tenga miedo a caer. Tú me envuelves para que no tenga frío y me límpias las heridas por las mañanas, al despertar. Apartas, una y mil veces, si hace falta, las pesadillas, las inseguridades. Me cantas canciones de cuna antes de dormir. Tú me obligas a ver más allá me haces ser consciente de los sufrimientos ajenos, te cuelas en mi conciencia y la remueves con cucharita de café, sin hacer casi ruido, muy suave, muy lentamente, pero sin tregua.
No te das ni cuenta, pero me cambias. Haces que quiera ser mejor persona. Haces que sienta necesidad de ayudar a los demás.
Y luego, me das una caracola de mar para poder oir tu voz cuando no estás aquí.
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